Por Lic. Jorge A. Molina M.
Dentro de las responsabilidades de los comunicadores sociales se encuentra la misión de saber utilizar, crear, transformar y proponer nuevas formas y herramientas de comunicación, capaces de transmitir mensajes que permitan el desarrollo y la integración social. La necesidad de comunicarse entre sí, de expresarse, de adaptarse y evolucionar conjuntamente con los cambios sociales y tecnológicos es esencial, por lo que la comunicación, en general, ha tomado un rol importante en las distintas etapas de crecimiento del individuo y la sociedad.
Considerando que cada vez el espacio y el tiempo para jugar se reducen, los juegos de mesa formativos se presentan como una opción para: educar e incrementar conocimientos, practicar la competencia y el liderazgo, aprender a seguir instrucciones, estimular el sentido común y el análisis, aprender normas y reglamentos, desarrollar valores personales y sociales, fortalecer su identidad y la del país, fomentar relaciones interpersonales y de comunicación, y sobre todo fomentar el juego, la participación y diálogo en familia, y en la escuela.
Los juegos de mesa son herramientas de comunicación y aprendizaje muy útiles para padres de familia y educadores, así como para empresas y organizaciones que deseen capacitar a sus empleados o tratar un tema específico con sus vecinos y comunidades donde operan. Por la variedad de temas que abarcan, por la diversidad atributos que poseen y por las formas de comunicación que desarrollan, en la actualidad están siendo utilizados como pasatiempo y como herramientas de aprendizaje individuales o colectivas (hogar, escuela, empresa, comunidad).
Dependiendo de la temática y su práctica son una opción para transformar actitudes y pensamientos, y pueden preparar a las personas para que sean parte de cambios sociales a futuro, dado que es posible, en juegos colaborativos y cooperativos, emular situaciones y temas de la realidad donde se ensaya como liderar y plantear estrategias para solucionar problemas.